martes, 2 de abril de 2013

Dirección incierta


Yo voy en la dirección correcta, escojo mi vida, recojo cariño, disfruto las posibilidades, me lleno de amor. Olvido los miedos para saber de que estoy hecha en el mero presente, visito amistades, descarto ansiedades, te tengo a mi lado, te quiero contento, me sacio de vos. Saberte cerca me asegura la posibilidad de la distancia, así no crea en los sueños ficticios de las realidades paralelas. Querindote moriré, lo juro; amando infinitamente viviré, espero. Llévame contigo como yo llevo mi piel por el frío y me canso de sentir el hielo que imposibilita respirar, pero no te olvides de la clara mañana donde fuimos uno los dos. Dos que no se conocen en un presente cambiante y siguen creyendo en los viajes del corazón que se ahoga en sangre como una botella sin corcho a la deriva de los mares azucarados de tu corazón. Sacame de golpe para poder caminar, y no me lleves a tu lado que le pertenezco mas al viento que a tus supersticiones. Cargame como la luna a sus leyendas, que las estrellas fugaces no las conocen los niños con hambre, solo son necesidades de la imaginación. Saltando a mi se develan las carencias de calor que acechan mi cuerpo cada vez que pienso en la pasión de los movimientos pasionales cuando las articulaciones se adecuan a la inmovilidad. Despiertame sabiendo que vivo en el caos de la mente de un desaparecido inconsciente, grande como el cielo y perdido como el horizonte. Camina por las calles de lo incierto sin esperanza certera. 

miércoles, 20 de marzo de 2013

Futuros recuerdos


Tenia frío y no pensaba esperar mas de 10 minutos, pero mientras esperaba no le quedaba mas que recordar, pues había olvidado sus cigarrillos y su dinero. 
Las cabinas telefónicas nunca fueron su lugar, pero con el frío y en viento que se volvía nieve por instantes e iba cubriendo el suelo, no era una opción salir y esperar donde podría estar esperando; en el muelle junto al río, ese hubiera sido un poco mas su lugar; pero claramente la ciudad en donde vivía no le permitía acercarse mucho al agua, sino unas pocas veces durante el año. 
Cuando se acercaba, solo cuando lo hacia, recodaba que nunca había vivido en un lugar de ríos, ni lagos, ni mar, sin saber porqué, y prometía algún día partir a reunirse por fin con su necesidad. Cuando se acercaba, pocas veces lo hacia, sentía miedo de que volviera a llegar el día mas corto del año donde comienza la cuenta regresiva de luz dejando ver la fuerza gris del cielo que se une gracias al viento abominable con el techo azul de los edificios blancos de Haussmann. 
El día anterior había recibido un correo lleno de flores artificiales, una nota que ponía cita para esa tarde y las fotos de un día al lado del canal, donde no muy lejos del agua veía por la ventana la nieve caerle encima; ese día de la ventana llevaba un collar que le iba bien con la sonrisa, ese día la invitaron a bailar, la imaginaron cantar y la llamaron por su nombre. Ese collar no lo recordaba, de la sonrisa de la foto no recordaba sino una posibilidad que argumentara su existencia: el lugar que la acogía, donde se había sentido bien cuando por primera vez la llamaron por su nombre en diminutivo. 
Su nombre le iba bien, en cualquiera de las formas, era un buen nombre para una chica que le gustaba sonreír, nadar y bailar, el nombre que a él siempre le pareció mejor si lo usaba en diminutivo, el nombre que siempre fue pronunciado por él a su manera y dicho de su forma y con ese tono que la hacia ser feliz. 
Habían quedado de verse pero no se verían, ella tenia mucho frío y los recuerdos comenzaban a acabase.

Una mezcla de historias que no se si sean verdaderos recuerdos. Olvidos que se mezclan.

Sublimación

Al menos algo no se descongela, la afirmación de su existencia gracias a mi sonrisa. 
El hielo se sublima, la cuidad se derrite, yo camino sobre sus restos. 
Húmeda recibe mis pasos, cambia las cartas del juego; sus calles humeantes reflejan la luz azul y amarilla del adiós. 
Sueño que hay flores, reales y artificiales sobre los arboles sin hojas, sé que alguien las ha puesto para mi, son tres arboles y cada uno se permite albergar individualmente un color. Abro los ojos y no estoy sola, sale el sol pero esta vez no hay ruido, los pájaros se han ido con la imaginación de una linda noche anterior. Sonrío en el reflejo del café y no mucho después desaparezco de sus ojos para guardarlos conmigo y ver con ellos este día.  
Recibo invitaciones y respondo encuestas de casos improbables y absurdos, esto me permitirá en 5 minutos comprender un poco mas la naturaleza de las afirmaciones y hacer de este descubrimiento útil cuando me haga falta la tranquilidad. 
Como las ardillas, rompo el aire, y la ligereza de mis convicciones se desbordan de movimientos enérgicos. 
Qué tanto produce en mi la disimulada (en términos científicos) historia de la dualidad entre cuerpo y alma y cómo puedo burlarme de ella? Bastantes casualidades para llegar a estar punto: que Nietzsche pensara caminando, y hoy yo acaricie el mundo mientras él me toca, que la mezcla de cebolla y cigarrillo, y el sabor a menta se encarguen de hacerme viajar por los recuerdos, y que ademas de todo sea posible la existencia de la las posibilidades al mismo tiempo que la de los inevitables deseos.

Como dicen algunos, escritura automatica. Para mi, placer cotidiano.